22 de enero de 2011

A él, impredecible e inexacto...

Afuera las cigarras cantan, no puedo comerme a la luna y eso es un hecho, los versos que no he escrito, que jamás he comenzado y que sus letras me estoy tragando, los voy a empezar a vomitar.

Mis ojos no se cansan de mirar esa ventana por donde se deslizan las gotas sobrantes de la lluvia del crepúsculo, mi boca se hastía de pasar sorbos de saliva, sólo se escucha el tic tac, no sé qué pensar, mucho menos que decir, dentro mío hay un festín de sensaciones, contradictorias son las emociones, bicolor es mi planeta de tristeza, remolinos de viento me avientan al abismo, esta noche mi voz raspa hasta a el silencio mismo que me derrumba con su eco y me hace desbocarme de nuevo, las goteras se ajustan al ritmo de mi silencio y es por ello porque muero.

Disimulando con un velo se cobijan mis absurdas lágrimas transfigurándose en adulteras risas que cuando me intoxico de licor hasta me las creo yo, y así embriagada ya puedo predecir lo que me pasa, invariablemente no malgasta su oportunidad y sordamente se sienta a un costado mío la insensatez, me encuentro entre planetas de diversos colores, me mira como a un niño desprotegido con sus ojos de luciérnaga, me deja cegada y en un instante de nuevo me deshojo, y ya con ella encima cualquier cosa es nada precisa, las goteras pudren mis paredes formando figuras con rostros que me piden a gritos volver, mi pensamiento te comienza a extrañar, creo que otra vez te quiero necesitar, tus besos húmedos, tus poros inexactos, tu voz agria, tus manos volubles, tus cabellos serpentinos, tus ojos indescifrables, y tu boca que siempre ansiaba recorrer mi cuerpo hacen que vayan aumentando mis ganas de tenerte justo aquí de este modo y en este momento, cohabitando nuestros mundos paralelos, que tal vez no se parecen ni una gota en nada, que están hechos de puras insignificancias y sabemos que mezclarlos significaría llegar a nada, sólo tirar los dados al azar y comenzar a jugar un juego doble donde inevitablemente alguien perdería, y casi por intuición puedo decir que ese voy a ser yo, eres impredecible e inexacto, tus historias desfiguradas cargadas con añejo jugo de limón sólo me las bebo yo, pero no es culpa mía es esta manía y mi empatía por las cosas que me hacen llorar, y regreso, el torbellino vuelve a girar, empiezo a pensar, y termino pensando en él, siempre que necesito a alguien corro a él, siempre que se asoma la luna lo imagino a él, siempre que camino tropiezo con él, siempre que mis labios se entreabren lo pronuncian a él, siempre que mis oídos están sordos lo escuchan a él, siempre que duermo lo sueño a él, siempre que mi cuerpo esta mojado es por él, siempre que me muero revivo por él, pero es impredecible e inexacto casi intangible, casi invisible, casi espiritual, ya sé que tal vez sólo tal vez es cuestión de esperar, que el tiempo también necesita tiempo, y siempre llegará precisa esa visita que esperamos en nuestras sillas y lo seguiría esperando pero lo estuve pensando y nunca me quiero hartar de él...

18 de enero de 2011

Pero soy transparente lo puedes notar muy bien...

Parpadeantes son los colores, esos de ahí enfrente que no me dejan atravesar, voy caminando acosada por delirios burbujeantes cual si fuera un pantano espeso, inquietos se pintan y me salpican, ¿salida? Jamás.

Pero soy transparente lo puedes notar muy bien, puedo estar y no en algún lugar, multicolor suena mi grito, ámbar es mi suspiro lo puedes sentir ,me encuentro acechada por dimensiones de donde ya no salgo, estamos dentro, me buscas y ligeramente tu olor me encuentra, desesperante quieres devorar mi ombligo, posar tus ojos sobre ese remolino, las líneas con rumbo embriagante que sellan mis incoloras y temblorosas manos se encienden con destellos color cobalto y se van asemejando a las constelaciones celestes, esas que sólo puedes ver con un telescopio hecho de cadáveres de estrellas fugaces, de caprichos sin sentido, que un cúmulo de noches como una pordiosera le rogué a la luna de papel me los reprodujera en rocas traslúcidas para que jamás se fracturaran, pero ella egoísta nunca los construyó.

Pero soy transparente lo puedes notar muy bien, difícilmente me rodean tus pupilas, vives exhalando mi suspiro, viviendo de mi llanto violeta que cae sobre tus pantanos, alimentando sus raíces, luego quisieras devorar mis ojos que se clavan como aguijones en tu piel de corteza de pino.

Las cicatrices de nuestras rodillas revelan el recorrido que con torpes pies desnudos hemos transitado. Todas las máscaras que he exhibido entre cada cambio de telón donde me he escondido han visto como mi cabello serpentino se convierte en lombrices de tres cabezas que con su ojo con forma perfecta de reproche me toman, no lo piensan un minuto más y me tragan, pareciera que me quieren dar otra oportunidad cuando durante nueve meses me crían en su vientre y me vuelven a engendrar, dándome una vez más el milagro de la vida, después me vomitan y yo salgo de su abdomen escurriendo de vino tinto, pero soy transparente lo puedes notar muy bien.

Camino frente a ti y no me miras, me respiras, quisieras verme y tu aullido no me toca, tu cara se deforma y no eres solo tú, hay más cabezas saliendo aun, me respiran saben que estoy dentro, persiguen mis suspiros que asemejan a mariposas tecnicolor de esas que tienen alas de formas caleidoscópicas y colores que aún no se han descubierto. Desesperados y rotundos son mis suspiros, uno para cada día, para mi mosaico de agonías de barro, piedra, ámbar, y metal. Has que desaparezca tan solo unos ridículos segundos de esta burbuja que se conecta con el mar, me voy a asfixiar, tírame de la cuerda floja, quiero escapar con este antifaz rehusándome a ser lo que un día fui, pero esta vez es distinto, me han dejado sin nada con que proteger mis nudillos, quieren que sienta el beso del viento por primera vez, que desdoble mi cara sin ninguna perturbación, pero es que yo ya no puedo y me meto en mi concha de armadillo, queriéndote esperar para que me bajes los parpados e irnos hacia ningún lugar, hasta el silencio calla, se ha quedado sin voz, pero soy transparente lo puedes oler muy bien, trágame ya no te tardes más…

17 de enero de 2011

Distraída me toma, me levanta y me vuelve a soltar…

Tendida en este diván pareciera que el tiempo derrama sobre mi ya nublada vista las alusiones más mutiladas que hasta ahora he transpirado, el ocio me toma distraída, me levanta y de pronto me deja caer, relajante es mi vida si la miras detenidamente viviendo al paso tranquilo de esa lluvia peculiar que sólo se da en verano, tibia se implanta en mis piernas firmes y sin sabor, de pradera es la brisa que me acaricia, lenta pasiva perseguida por el sol.

Más tarde naufragio sobre un té de marihuana ya es la madrugada divagando entre besos lentos delineando caras de hombres negros, azules, rojos ya no lo sé, tal vez no distingo bien, avanzo y roso su boca enganchada en árboles de almendros, me penetran con sus indescifrables pupilas de caracol, me hipnotizan, me hacen girar, seguir el espiral y me vuelven a desenrollar.

Trastornos me llevan como ríos de amazona sobre la hiedra que toca mis oídos, provocando mi delirio, más tarde recorre mi cintura, más abajo no se pronuncia, me toma me levanta y me vuelve a soltar, absurda y disfrazada es mi sonrisa, imágenes tan mediocres golpean como gotas sobre el mármol de mi cabeza que se hace vibrar, redondas e inocentes bajan siguiendo mi espina dorsal.

Hay tiempo de tomarme un lago a cucharadas, el tiempo, cuan prolongado es el tiempo comparado con una vela que no se consume como si el lapso se resumiera al paso lento de una tortuga.

No es que este agonizando es que consumiendo este habano confundo mi cabellera con el humo pálido , vuelo sobre universos que se colocan como pendientes en mis oídos, puedo escucharlos tararear mientras todo pasa, giran ideas suspendidas en el viento, todo vuelve a ser tan lento, tan sereno, son esos momentos que afuera pasan cual si fuera un deja vu.

Mas aquí vienen a zancadas pausadas y dilatadas queriéndome atrapar los gritos ahogados de la realidad ,le dan tiempo a mi ser para crecer, enredándome en metáforas que se moldean delante de estas pupilas que exiliaste de tus vísceras más podridas frescas utopías, me hallo recapitulando los colores que la vacilante vida me ha dejado divisar, vienen y van no dejan de parpadear y me alejan de esa verdad que se palpa llevándome a la evidencia casi nula pero asquerosamente existente y deliciosa que me había estado rehusando a habitar, los olores vuelven a penetrar en los barrancos de mi semblante ovalado, mi lengua saborea un deleitoso licor del color de las ramas de los árboles más viejos, esos que nos engendraron y siempre me dan consejos, al probarlo brota de mis labios un lenguaje caprichoso, sucio y casi coloquial de ese que a veces tú y yo inventábamos para evadir las sensaciones, al notarlo mis oídos se comenzaron a excitar y me fué imposible escapar, de nuevo distraída me toma, me levanta y me vuelve a soltar…