22 de abril de 2010

La lluvia derramandote su perfecta miel...

Cuentan que cuando llueve es que el cielo está llorando, pero yo creo que está cambiando de piel, dicen que la lluvia destruye y yo aludo que construye, le agradezco cuando cae sobre mí, derramando toda su miel encima de mi piel, brincando sobre mi cabeza y rebotando en la agria cosecha le ha dado vida y la ha despertado. Me llena de placer, que me deje oler la tierra acabada de nacer húmeda y virgen que el trueno penetra, que gracias a ella las cosechas crezcan y crezcan, y que los niños brinquen sobre ella.

Estando bajo la lluvia se percibe una fragancia purificada, despacio me besa descubriendo cada uno de mis sentidos , todo se da en un instante, danzando bajo la lluvia la siento apresurarse por mi cabello confundiéndose con mis lagrimas condimentadas de néctar amargo que en conjunto con las gotas hacen esencia inmejorable.

Un altar para su memoria, para que todos la veneren por la dicha que nos da, las criaturas de todos los espacios en todos los momentos le agradecen que las penetre que las deje beber de su sangre pura convertida en agua bendita, que solo los mortales podemos beber, hasta el más podrido de los frutos tocando una sola de sus gotas vuelve a renacer, es simplemente la más gloriosa descripción de la existencia.

Recuerdo cuando era niña y corría sobre los cafetales bajo el manto de los diluvios, sintiendo cada gota resbalando por mi rancia piel y con ella cada poro volviendo a renacer, se les hacían irresistibles las confesiones que Tláloc susurraba en cada uno de los fragmentos de tan preciado licor, el perfume que la cosecha emanaba era tan exquisito que hasta los capullos le tenían envidia, los frutos de esas siembras eran los más suculentos, las frondas del cultivo deleitándose con cada pequeña partícula caída del cielo, su sonido provocaba excitación, retumbaban los gemidos de la bóveda celeste en mis oídos, como cantos desesperados que de vez en cuando salen a recitar, como el golpe del trueno sobre tú ventana, como pequeñas gotas que de vez en cuando se asemejan a mi llanto, así se percibe la lluvia, que aparece con un canto libre siempre precisa no avisa cuando llegara tomando al sol de sorpresa baja transparente para bautizar con su ronca voz a toda la faz .

Germina sobre mi tierra un nuevo ser, se han mezclado sobre el cielo los colores de los seres que bautizados con su elixir vuelven a resucitar, el espíritu de mi danza emerge, mis lagrimas evaporadas forman ya parte de la cosecha, se engrandece en el cielo un arcoíris que despide a la lluvia recordándome de nuevo que limpia con ella volví a nacer.

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