18 de abril de 2010

El dulce y amargo mar...


A noche quise contarle a la luna, quise quererla, quise cantarle llegar al punto de odiarla, pero reflejada en las suaves olas del mar estaba rancia, mis pies no se cansan de sentir una y otra vez las suaves caricias del agua que vienen y van, en cada gota un pensamiento mío va, un recuerdo más y como brisa una lagrima estará ahí hasta la eternidad.

La sal se entrelaza con mis recuerdos ahogándolos en lo más profundo junto con los lamentos que solo él divino mar se atreve a guardar, peces de colores rodean mi silueta; meciéndose silenciosamente con el canto de las sirenas, con la fina arena, mi cuerpo quiere volar, la mente descansar, los miles de pensamientos naufragar, ya no quiero mirar atrás, y mis pasos me guían hasta el mismo lugar, donde solo yo puedo habitar, el mar se hace menos profundo, se hace menos turbio, las mariposas viejas y sabias me vuelven a aconsejar, que los años que revelan mi rostro solo tienen que reflejar felicidad, mi aprendizaje en esta tierra era saber amar, ahora puedo levitar, desde arriba las cosas no pueden fallar, los colores quieren gritar, como margaritas rodeando mi cintura me abraza la blanca espuma del mar y las caracolas me cantan como es que suena el dulce y amargo mar.

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